Por Yurela Isabel Beraun Lizarraga agosto 10, 2022

Existe desde hace mucho, un inmenso deseo por viajar en el tiempo, y más allá de la larga espera por una máquina del tiempo, tenemos a nuestro alcance gran parte del pasado, aun con mucho por descubrir. Es importante la historia en el orgullo de un país. Y en el Perú, una de las historias que más enorgullece nuestro patriotismo es la narrativa que comprende nuestro antiguo esplendor inca, la conquista de nuestro territorio y la emancipación para nuestra actual libertad republicana. 

Viajar en estos periodos es posible por varios medios. Tenemos los documentos, testimonios y objetos que participaron en los acontecimientos, y también están los libros e investigaciones elaborados a partir de los primeros. Pero existe una fuente histórica muy particular, una constante que une a ambos: la lengua que permitió comunicarse a los seres del pasado y la que aún permite comunicarse a los seres del presente. El quechua en nuestro caso. 

La lengua quechua es la nativa más hablada en las regiones andinas de América del Sur, a ello podemos aducir su carácter milenario, cargado de historia, cultura y tradición. Si posee varios dialectos y divisiones, no nos puede sorprender que hoy en día existan casi 12 millones de personas quechua hablantes en el continente. 

Como muchos la conocen, fue la lengua de los incas, quienes la expandieron por todo el imperio del Tahuantinsuyo, explicando su actual dimensión geográfica. Y aunque los incas quizá no tuvieron escritura propia, tenían una consolidada lengua quechua, que tras la conquista permitió a sus descendientes registrar todos los acontecimientos cotidianos, políticos, religiosos y sociales que hoy en día nos dan el honor de viajar a sus tiempos.  

En el Perú, al contrario de lo que muchos creen, esta lengua, lejos de desaparecer, echa nuevas raíces. Han surgido iniciativas desde los menos esperados: los jóvenes.  

Renata Flores es una joven ayacuchana de 20 años, que hoy es una lideresa del trap y pop de la música en quechua. La misión que sigue es reivindicar la identidad indígena y empoderar a la mujer. En una entrevista, explicó su razón de cantar en la lengua de su madre: “Decidí cantar en este idioma porque sentía que se estaba perdiendo y que muchos chicos de mi edad ya no lo hablaban. Me dije ‘voy a cantar en quechua’, pero tenía que ser en un género que llegase a los más jóvenes, que ellos lo pudiesen escuchar y cantar. Creo que por eso elegí el pop urbano y el trap”. La música de Renata sirve para revalorar nuestro pasado.  

Esto mismo fue apreciado hace no mucho por estudiantes de la carrera de Comunicación y Publicidad que, valiéndose del curso Presentación de Alto Impacto y Manejo del Discurso, decidieron producir un proyecto de radioteatro. Angely Rodriguez y quien les escribe, Yurela Beraun, hallamos en la música en quechua de Renata Flores una máquina del tiempo que rememora el pasado del Perú.  

Compartimos con ustedes un pequeño recorrido por nuestra historia a través de “Isqun”, el primer álbum musical de Renata Flores. Presentamos una aventura inspirada en las tres canciones que componen su álbum: En la época prehispánica conoceremos a la guerrera inca Chañan Cori Coca; en el virreinato, a Francisca Pizarro, la primera mestiza en el Perú. Y finalmente, María Parado de Bellido en su lucha por nuestra independencia, dará el mayor acto de amor a la patria.   

“No saber lo que ha sucedido antes de nosotros es como ser incesantemente niños” decía Cicerón. Y bajo esa premisa, trabajamos este proyecto de radioteatro.  

Animadas por la idea de producir una dramatización sonora, Angely y yo juntamos al equipo, y en esta oportunidad, lograron ser partícipes nuestras amigas Diana Julca, Marilyn Mercedes, y sin previa planificación, también conseguimos que se sumen los profesores Franco Peirone, Gonzalo Alvarado y Giancarlo Tafur. Una producción interesantísima, y dada la convergencia entre estudiantes y profesores, exigió un resultado lo más cercano a lo profesional. Esto supuso realizar por nosotros mismo todas las locuciones, sonidos y efectos que se pudieran en la cabina de radio, uno de los laboratorios favoritos de nuestra carrera. 

El mejor día de la semana que calzó a todos fue el viernes, tanto para los que estábamos en la universidad o para quien se podía conectar desde la virtualidad, como lo fue el caso del profesor Giancarlo. Una vez juntos, todos tomamos nuestros puestos. Nunca dejamos de recibir ayuda de los demás. 

Estoy segura en declarar que no hay nadie que no haya aprendido algo. Quizá algunos hayan descubierto nuevos talentos que les daba miedo expresar o dejar a un lado su timidez por locutar y aprender a escucharse. Descubrir que no lo haces nada mal es reconfortante. Convivir entre nosotros dio pie a mucha creatividad, debatir ideas y aprender a ser corregidos. Fue una experiencia corta, pero provechosa.  

Aquí les invito a ver el making-of de la experiencia descrita. No sin antes una previa explicación: por casualidades del destino, antes de su edición, me topé con un ejemplar del cine mudo, del que me propuse imitar su postproducción con el material audiovisual que ya previamente había reunido en los tres viernes de reunión. Es así que me pareció presentar el making-of de una forma atractiva y alegre, dedicado a todo el equipo, como una pequeña muestra de agradecimiento tras prestarse a voluntad por el mero hecho de contar una buena historia. Ahí yace la pasión por comunicar. 

Tags:
Autores
Sobre Yurela Isabel Beraun Lizarraga

Soy una aprendiz infinita con más de 20 años de experiencia. Individualista, no egoísta; idealista, no tonta. Amo el radioteatro y dibujar fábulas. Fan de Tyrion Lannister, Amy Winehouse y Manuel Scorza. Pienso demasiado, pero no me arrepiento. Sigo el mejor consejo que me dieron: detente a oler las flores. Cuando tenga 37 años, quiero cantar «Ahora que…» de Joaquín Sabina sin mentirme a mí misma.

Deja tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.