Por Jennyfer Campos Romero julio 20, 2021

Hablar de cine asiático de manera general, siendo Asia el continente más extenso del planeta, sería totalmente injusto; la cultura es tan rica y distinta en cada país, que hacen de Asia un continente único, con una gran cinematografía digna de imitar. Entonces la pregunta giraría en torno a: ¿Las películas asiáticas han influenciado en filmes americanos?, la respuesta es sí; claro está, sin quitarle el merecido reconocimiento al cine americano de autor y más exactamente de Hollywood.

El intercambio cultural entre oriente y occidente ha sido mutuo, pero si tuviéramos que poner un punto de partida seria Rashomon (1950) de Akira kurosawa, logrando el primer premio del Festival de Cine de Venecia de 1951. Esta victoria contra todo pronóstico atrajo la mirada occidental y logro introducir a Asia a los festivales de cine europeos.

Siguiendo con Kurosawa, otro claro ejemplo es el film Los Siete Samuráis (1954) y que en 1960 en EEUU se estrenaría Los Siete Magníficos de John Sturges, que adaptaba la historia de Kurosawa al Lejano Oeste americano. Este copiaba los principales patrones narrativos de la original; desde este momento, elementos tales como el uso de la cámara lenta para las escenas de acción o el intimismo de los primeros planos del expresionismo japonés, pasarán a incorporarse a un nuevo lenguaje cinematográfico americano.

Un caso muy particular es el del director mundialmente conocido Quentin Tarantino, en prácticamente todos sus films se puede apreciar la influencia oriental y especialmente del cine hongkonés; Por ejemplo, su ópera prima Reservoir Dogs (1992), no deja de ser un remake del clásico hongonés City on Fire (1987), en su film Kill Bill (2003), el guión de la misma, ya recuerda enormemente a la japonesa Lady Snowblood (1973) de Toshiya Fujita y por último  el montaje de historias paralelas en la película Pulp Fiction (1994), Tarantino reconoce haberse inspirado en Chunking Express (1994) de Wong Kar Wai.

Ahora ahondado en el tema de los remakes en los últimos años es casi un sacrilegio no destacar la gran cantidad de películas de terror que se exportan de Asia como Ringu (1998), del director Hideo Nakata, con su adaptación al mercado hollywoodiense con The Ring – El aro (2002).

Podría tardarme horas tratando de explicar el aporte del cine asiático a la filmografía mundial, pero mas que mis palabras mis queridos lectores deben juzgar por su propio criterio, así que en esta ocasión les recomiendo dos películas: Perfect Blue (1997), obra maestra del fallecido Satoshi Kon y la segunda es el Cisne Negro (2010) de Darren Aronofsky. Si logras identificar las referencias, ¡bienvenido al club!

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Sobre Jennyfer Campos Romero

Estudiante de Comunicación y Publicidad, espero que disfruten de mis opiniones y recomendaciones de cine.

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