Por Cristopher Pérez Sánchez y Vivian Nayeli Sánchez Capacyachi septiembre 10, 2021

Pedro Castillo nativo de Chota, Cajamarca, inició su ocupación como educador en la Institución Educativa N°104565 en plena década de los 90. Fue en ese trance que se introdujo a estudiar en la Universidad César Vallejo, en el cual también terminó especializándose como magíster en Psicología Educativa. Años más tarde, cimentó sus bases de popularidad mediante la huelga que gestionó como líder del SUTEP, luchando junto a miles de profesores provenientes de distintas partes del país. Sin embargo, tras haber culminado la protesta magisterial del 2017, Castillo fundó Fenate Perú, su propio gremio.

El chotano poco a poco se abrió camino por la enmarañada política, en donde el poder se torna usualmente en un vicio contagioso para quien desea enlazarse en sus filas. Es así como forjó sus inicios desde el 2005, perteneciendo al Comité de Cajamarca a través del partido Perú Posible a lo largo de 13 años. Luego de un periodo, retornó a la política a inicios de la pandemia, sujetándose del partido Perú Libre, en el cual fue seleccionado como el aspirante a ser presidente del Bicentenario. Fue en ese entonces, donde su línea de carrera empezó a ser más seria.

Entre los 20 seleccionados en la primera vuelta electoral se encontraba Castillo, uno de los postulantes de los que casualmente menos se hablaba, quien inicialmente contaba con tan solo 3.000 seguidores en Twitter. Precisamente, porque las interacciones de sus simpatizantes no se encontraban en estos espacios digitales, sino que estaban en el boca a boca cotidiano, de esos peruanos de “los que poco se sabe”. Lo más resaltante era la forma en cómo se presentaba, la manera en la que daba los discursos apelando empatizar con las necesidades de los pueblos más alejados. Su frase característica “No más pobres en un país rico” tomaba valor en cada discurso que daba, pues su voz se alzaba de manera familiar a quienes se identificaban con él.

Los resultados de la primera vuelta fueron una de las noticias más estremecedoras para quienes sólo confiaban en las encuestas, en las redes sociales y en algunos medios que mostraban claras preferencias políticas. Y así fue como Castillo tomó el podio, desplazando a “los favoritos” para luchar por su pase a la segunda vuelta electoral. Los pobladores que tenían poca presencia en estos medios masivos se hicieron notar con un 19% del total de votos, gente que estaba cansada de las promesas provenientes de candidatos cuya forma de vida sentían que no guardaba relación con la suya.

Castillo connota, para esa sociedad peruana lastimada por el poder político, una presencia distinta. Muestra aspectos simbólicos de representación que difieren de los demás candidatos. Como por ejemplo, el sombrero, que es característico de la región de la que proviene, con el cual ha asistido a las campañas y al día de la juramentación como presidente. Este símbolo lo ha colocado como una persona que realmente se identifica con sus raíces y que aprecia su cultura. Por otro lado, un símbolo que también llama mucho la atención es la imagen de su partido, un lápiz, que se manifiesta dentro de las sociedades en donde impera la desigualdad y el deseo de una educación escolarizada para ser partícipes de escribir su propia historia de éxito. Este enunciado que condensa la imagen de Perú Libre, cobra mayor sentido al ser presentado por Castillo al proclamar: “Soy Pedro Castillo, soy maestro, rondero y agricultor, un hombre de pueblo”.

La vestimenta usada por el cajamarquino, el pasado 28 de julio, también fue una sorpresa para todos. Castillo caminó hasta el Palacio de Gobierno con un traje azul, que sostiene un particular diseño de camisa sin cuello. Además de esto, llevaba incorporado bordados andinos, siendo así similar a la confección del traje del expresidente de Bolivia, Evo Morales. No obstante, a través de este atuendo, también hace muestra de la representación que resalta en sus discursos sobre la identidad andina, reflejando así coherencia a su discurso. Sin duda alguna, el traje resaltó a la vista para muchos peruanos, dado que la costumbre de ver a los exmandatarios, como figura representativa, era casi siempre con un terno alineado a la cultura y moda occidental. Presentando así una imagen renovada y diferente como “presidente del Bicentenario”.

Luego de una proclamación que se hizo esperar demasiado, Pedro Castillo pudo ser nombrado el 28 de julio del 2021 como Presidente Constitucional del Perú. No obstante, dio sus primeros pasos con el pie izquierdo, pues sus acciones eran incorrectamente vistas por la sociedad. Desde que proclamó su discurso con un sentido arraigo incaico, que llena de orgullo, pero que a la vez tapa un populismo enlazado a la ignorancia en ciencias políticas. Seguido del nombramiento de su gabinete ministerial y el premier Guido Bellido, además de las constantes apariciones de la figura de Vladimir Cerrón. La crítica siempre se sostiene en Pedro Castillo, y los factores causantes se erigen en una torre de aciertos y errores. Esto lo demuestra el Instituto de Estudios Peruanos, señalando que el 85% de la población peruana no quiere que Vladimir Cerrón participe en el gobierno de los próximos 5 años, generándose así resistencias a la actual gestión de Castillo, mientras la figura de Cerrón se mantenga cerca.

Es cierto que Castillo es el actual mandatario gracias a las personas que lo apoyan, que confiaron su voto a un candidato cuyas promesas están dirigidas a un “bien común”; pero también es cierto que gran parte de los votos que obtuvo no fueron por preferencia hacia sus propuestas, sino por evitar al fujimorismo. Como país, cada 5 años caemos en el mismo patrón de votación, alimentando ese caos que nos persigue desde hace tiempo. Su cargo ya es un hecho, y lo correcto como nación es respetar el derecho a la democracia; probablemente no estemos de acuerdo con tal acontecimiento, pero se debe asimilar que las instancias son el reflejo de la división que acecha al Perú y que volverá a manifestarse si nuestro accionar sigue siendo individualista. La unión es la esencia que debe ser invocada, para salir de esta odisea política. Es necesario trabajar y velar por un país sin una ignorancia colectiva en temas como corrupción o valores. Debemos cambiar como sociedad y ese cambio empieza por nosotros mismos.

Autores
Sobre Cristopher Pérez Sánchez

Soy estudiante de Comunicación y Publicidad de la Universidad Científica del Sur. Me considero una persona responsable, puntual y con un amplio entusiasmo para la redacción. Confío en que el esfuerzo y dedicación son la base de un futuro prometedor.

Sobre Vivian Nayeli Sánchez Capacyachi

Estudiante de la carrera de Comunicación y Publicidad de la Facultad de Ciencias Humanas. Colaboradora en 100.pe, le enamora desenvolverse en temas trascendentales como política, sociedad y medio ambiente. Fiel creyente que a través de la mezcla de las artes de fotografía y cine contribuyen a visibilizar un mundo mejor.

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