Cuando empecé a estudiar Periodismo me cuestioné si realmente es necesario pisar una universidad para ejercerlo. Al final, solo es investigar, redactar y volverlo un video: es sencillo para alguien de la Generación Z como yo. El teórico Marc Prensky nos llamó los primeros nativos digitales, pues crecimos entre redes sociales y pantallas.
Primero: la universidad recibe a jóvenes que acaban de dejar atrás la etapa del ensayo y error guiado por sus padres para enfrentarse a una formación profesional desde cero. Según la escritora Hafsa Rizvi, la universidad aporta en el desarrollo de pensamiento crítico mediante las habilidades cognitivas (análisis, interpretación, evaluación, autorregulación, etc.). Solo con la práctica constante, menciona el doctor en Educación Luis Miguel Cangalaya, esas capacidades se convierten en verdaderas competencias.
Además, equivocarse en el aula es distinto a hacerlo fuera, ya que el periodista no puede darse el lujo de fallar en entornos laborales reales. Pese a que errar es una forma de aprender, en el ejercicio profesional se pierde la credibilidad, el valor más importante en esta profesión.
En ese sentido, un dato que refleja la importancia de la veracidad es que, según el Digital News Report 2025 del Instituto Reuters para el Estudio del Periodismo, la confianza en las noticias (40%) aumentó 5% este año posiblemente por el papel de los periodistas en sacar a la luz controversias recientes.
Los conceptos teóricos son importantes, pero el periodista no puede quedarse en casa. La universidad no enseña a pisar el campo, solo te da las herramientas y el reto está en saber usarlas con criterio.
Segundo: los hechos son como un cubo donde existen diferentes aristas para situarse y la prensa puede ser la luz que muchas veces solo ilumina cierta zona, ocultando lo demás. Al conocer diversas posturas se obtiene una comprensión más completa. ¿No es esa la labor del periodista, indagar en todas las perspectivas para exponer la historia completa de un suceso?
Tercero: para los estudiantes el primer impulso empieza en la universidad. Los contextos académicos se convierten en un espacio seguro donde nuestros trabajos pueden ver la luz. Antes pensaba que mis opiniones no tendrían el impacto suficiente para ser leídas, pero gracias a 100.pe, la página de comunicadores de la Universidad Científica del Sur (UCSUR), empecé a creer más en las cosas que hacía.
Mis pensamientos también se reflejan en otros estudiantes. Martín Quintana, compañero de clases, empezó con miedo frente a los ojos que criticarían lo que escribe. En 2024, “Mi dejo no es un delito” ganó un espacio en la sección Voz Universitaria en El Comercio. De hecho, ganó un premio por ser la mejor columna publicada en esa sección. Como él, existen muchas historias donde tras primer impulso han empezado a crear contenido referente y hasta trabajar en noticieros digitales.
Cuarto: la experiencia práctica en el campo. Los conceptos teóricos son importantes, pero el periodista no puede quedarse en casa. La universidad no enseña a pisar el campo, solo te da las herramientas y el reto está en saber usarlas con criterio.
Un ejemplo es Manuel Calloquispe, periodista que en 2024 recibió del Premio Fleischaker/Greene al Valor Periodístico Internacional de la Universidad de Western Kentucky. Este galardón destaca a quienes que, aun poniendo en juego su seguridad, siguen contando historias para defender la libertad de expresión y darle voz a quienes pocas veces son escuchados.
Quinto: podríamos estar aprendiendo conocimientos viejos. Personalmente, antes de que hablemos de IA en el aula, entre mis compañeros ya habíamos indagado en ella. La buena suerte es que la UCSUR suele actualizarse constantemente. Sin embargo, existen universidades que mantienen el mismo molde hablando de periodismo tradicional sin pensar en donde la próxima generación obtendrá su información.
Ser periodista exige más que teoría o tutoriales en línea. La universidad aporta ética y pensamiento crítico; el campo, experiencia y credibilidad. El futuro del oficio está en quienes logren unir ambos caminos y pararse en el medio para contar la verdad con responsabilidad y dar voz a quienes no la tienen.
Sobre Celia Dávalos
Estudiante de Comunicación y Publicidad.






