Brigitte Chávez Por Brigitte Chávez julio 10, 2025

Peruska Chambi representa la intersección entre la academia contemporánea y un profundo legado artístico en Perú. Graduada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Lima y actual docente en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas, Chambi es, ante todo, la heredera y principal curadora del archivo de su abuelo, Martín Chambi, el influyente fotógrafo andino cuya obra del siglo XX es reconocida internacionalmente.

Su relación con la fotografía, explica, es intrínsecamente personal. «Lo que fotografío está conectado a mi origen», dice, enfatizando que su lente captura más que estética; busca la resonancia de sus raíces familiares.

En la Asociación Martín Chambi, Peruska dirige el área de investigaciones, una labor crucial para la preservación de más de 40,000 negativos fotográficos. Este acervo, compuesto por las imágenes que su abuelo utilizó para documentar las realidades sociales y las desigualdades del interior de Perú, constituye una fuente primaria invaluable para entender la historia visual del país.

Consciente de la distancia entre la obra de su abuelo y las interpretaciones externas, Chambi ha emprendido la tarea de desarrollar una biografía que ofrezca una perspectiva interna y familiar.

«Me di cuenta de que muchas de las biografías existentes habían sido escritas por personas que no conocieron a mi abuelo», comenta. «Pero yo sí lo conocí, de modo que sentí la necesidad de escribir una biografía desde una experiencia más familiar». Este proyecto busca enriquecer la comprensión de Martín Chambi, aportando la profundidad de una conexión directa y personal a su obra.

¿En qué momento usted asumió los archivos de su abuelo?
Cuando empecé a escribir su biografía en 2017. Vivía en Lima y los archivos de mi abuelo estaban en Cusco, bajo el cuidado de mi tía Julia, quien también fue fotógrafa y dirigió el estudio durante décadas. Por eso, mi acceso era muy limitado: solo podía viajar una o dos veces al año, y aunque en cada visita descubría cosas nuevas, no contaba con los recursos ni el tiempo para hacer una investigación a fondo. Tras el fallecimiento de mi tía y gracias a la iniciativa de Mary Chambi, en 2019 todos los descendientes nos unimos para fundar la Asociación Martín Chambi, conformada solo por herederos directos. A partir de entonces, el archivo se institucionalizó, accedimos a fondos que nos permitieron trabajar profesionalmente. Fue en ese momento cuando me involucré más y asumí el rol de directora de Investigaciones, con una nueva visión colectiva que ha sido clave para proteger y difundir su legado con la seriedad que merece.

¿Qué avances han logrado en la difusión del archivo?
Hasta el 2022, solo el 15% de la obra total de Martín Chambi era conocida públicamente. Desde entonces, ese porcentaje ha crecido, ya que en cada muestra procuramos incluir material inédito. La primera gran exposición tras ese proyecto fue en 2023, en Cusco, luego viajó a Arequipa, Puno e incluso Italia. Además, regresamos a Arequipa con una segunda muestra distinta. Recientemente presentamos otra en Ecuador, y para el próximo año planeamos una gran exposición en Lima, con muchas imágenes nunca vistas.

¿Cuáles han sido los principales retos durante el proceso de conservación del archivo?
Uno de los trabajos más exhaustivos que realizamos fue la estabilización del archivo, proceso que incluyó la limpieza, el tratamiento técnico de los negativos y la evaluación de su estado de conservación. Luego vino la etapa de conservación, en la que cada negativo fue almacenado siguiendo los estándares internacionales más actuales. Para ello, contamos con un equipo especializado que cuidó cada detalle, desde las fundas individuales y las cajas contenedoras hasta el resguardo final en una bóveda con condiciones óptimas. Después de este proceso, iniciamos la digitalización de cada negativo. Uno de los mayores retos fue la catalogación de las imágenes, especialmente los retratos, ya que aún desconocemos la identidad de muchas de las personas que aparecen. A pesar de eso, contamos con un archivo ordenado, protegido y en permanente proceso de investigación.

¿Cómo se está avanzando el proceso de digitalización del archivo?
Sobre la digitalización, puedo decir con orgullo que el Perú cuenta hoy con el sistema más avanzado de toda Latinoamérica. Fuimos los primeros en adquirir un equipo especializado que permite escanear negativos en altísima resolución. Antes, debíamos enviar los negativos al extranjero para su digitalización e impresión, pero hoy todo se hace en Cusco, con una calidad que ha sido reconocida. Gracias a esto, ya no es necesario manipular los negativos originales, que han sido conservados bajo estándares internacionales para durar más de 200 años. Esa es la herencia que estamos protegiendo, un archivo que las futuras generaciones podrán seguir viendo con la misma calidad y emoción. Preservar la memoria visual del Perú y proyectarla al futuro ha sido nuestro mayor logro como institución.

He visto las imágenes que conforman la galería virtual del BBVA. ¿Esas imágenes forman parte del material digitalizado con el nuevo sistema de alta resolución instalado en Cusco?
Las fotografías que se muestran en la galería virtual del BBVA tienen una buena calidad y resolución aceptable, pero no han sido retocadas ni preparadas con el acabado final que utilizamos en nuestras exposiciones. Están pensadas como parte de un catálogo digital, para ser consultadas, estudiadas y exploradas en pantalla, pero no reflejan el nivel máximo de detalle y fineza que hemos logrado con el nuevo sistema. Ese acabado final se aprecia verdaderamente en las impresiones de gran formato que presentamos en nuestras exposiciones, donde la resolución y la calidad son impresionantes. Justamente, ese nivel podrá verse en su máxima expresión en la gran muestra que estamos preparando para el próximo año en Lima. Aun así, los catálogos virtuales son herramientas valiosas que permiten acercarnos a la obra desde otro lugar, entenderla, analizarla y compartirla con el mundo.

Martín Chambi usó cámaras de gran formato y placas de vidrio, pero también trabajó con negativos en película flexible en base de acetato. ¿Se ha investigado por qué hacía esta distinción en algunas imágenes?
Su trabajo no se define solo por el tipo de cámara que usaba o el contexto histórico, sino por cómo esas herramientas respondían a su intención artística. Cerca del 70% de su archivo está compuesto por placas de vidrio, muchas de ellas en formato 18×24 cm, lo que evidencia el uso de cámaras de gran formato que requerían una logística compleja. Cada imagen debía ser muy pensada, ya que una placa equivalía a una sola foto. Lo más impactante es que, más allá de la calidad técnica, cada fotografía tiene un mensaje claro. Un ejemplo es la imagen del «Gigante», un campesino quechuahablante al que Chambi retrató con el mismo tipo de negativo que usaba para autoridades como el prefecto del Cusco. No hacía distinciones entre clases sociales, y esa mirada igualitaria está profundamente ligada a su historia como niño huérfano que era discriminado, quechuahablante de Puno que encontró en la fotografía una forma de dignificar a su gente y mostrarla con grandeza.

Tratando de conectar tu estilo con el de tu abuelo, ¿qué criterios guían tu decisión al momento de retratar a una persona?
En mi caso, solo retrato a personas con las que siento una conexión. No puedo fotografiar a alguien sin antes establecer una mínima comunicación. Como con mi abuelo, cada imagen que tomo encierra una historia, muchas veces relacionada con mi familia. He viajado al lugar donde nació, conectando con parientes y personas que luego retraté por ese vínculo. También me inspira la obra cinematográfica de mi padre, Manuel Chambi, de modo que recorrer los lugares donde filmó ha influido mucho en mi fotografía paisajista. Para mí, la fotografía es una forma de buscar mis raíces y entender mi herencia.

¿Cómo te gustaría que el archivo Chambi, con toda su historia, contribuya a la formación de la nueva generación de fotógrafos y artistas visuales?
Actualmente, nuestro enfoque como fundación no es vender más fotografías, sino educar a nuevas generaciones de fotógrafos. Hemos desarrollado proyectos en zonas rurales como Andahuaylillas y Ausangate, y pronto en Puno, la tierra natal de Martín Chambi, con el objetivo de descentralizar el acceso a la cultura visual. Queremos llevar esa semilla a la costa, sierra y selva. También es fundamental visibilizar el talento femenino en la fotografía, muchas veces invisibilizado, como ocurrió con mi tía Julia, una de las pocas fotógrafas reconocidas del sur andino. Como asociación tenemos la intención de seguir con el legado de Martín, un autodidacta que retrató con dignidad a su gente, y de Manuel, mi padre, cineasta y docente. Mientras podamos, vamos a seguir llevando motivación, educación y memoria visual a los jóvenes y niños del sur andino.

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Brigitte Chávez
Sobre Brigitte Chávez

Estudiante de la carrera de Comunicación y Publicidad. Me interesa la producción audiovisual y el periodismo de investigación. Me gusta la fotografía, leer, jugar fútbol y el debate.

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