
En el Universo Cinematográfico de Marvel (MCU, por sus siglas en inglés) estamos plagados de héroes invencibles y estereotipados, además de incontables batallas contra enemigos del espacio exterior. Sin embargo, la película Thunderbolts (2025) rompe esta tendencia al proponernos algo diferente: “héroes que no están bien”. Y no nos referimos a un control de emociones como pasaba con Hulk, ni a estar temporalmente dolidos como Thor, sino a que estos personajes están rotos por dentro desde mucho tiempo.
Más allá de las explosiones o efectos especiales, esta película te hace preguntarte qué pasa con la salud mental en el universo de Marvel, especialmente en pleno siglo XXI, donde este tema está cada vez más presente. Marvel decide atreverse a mostrar el pasado oscuro de sus protagonistas y, aunque quizás sea contradictorio, lo hace con un equipo de antihéroes que, en teoría, no son un “modelo a seguir”.
Alerta de spoilers: antes que continúes leyendo te recuerdo que hay algunos spoilers, así que bajo tu propio riesgo puedes seguir enterándote lo que pasó en Thunderbolts.
Para quienes no vieron la película, Thunderbolts comienza con un grupo de “villanos”: Yelena, Bucky Barnes, Red Guardian, Ghost, Taskmaster y John Walker. Todos son reclutados por el gobierno para realizar misiones encubiertas. Sin embargo, para no dejar cabos sueltos, son llevados a una trampa mortal planeada por la CIA, dirigida por Valentina Allegra. Para sobrevivir, todos deciden unirse. De esta forma, estos marginados entran a una peligrosa misión que los hará enfrentarse a lo más oscuro de su pasado.
Desde el primer minuto, los Thunderbolts deja claro que no son como los Vengadores. La diferencia principal está en su moral. Mientras que el equipo de los Vengadores evita matar o cruzar líneas éticas, los Thunderbolts utilizan la violencia como un recurso más si la misión lo requiere.
“Cuando piensas en películas de superhéroes, constantemente imaginas personajes con poderes increíbles que pueden hacer estas cosas asombrosas todo el tiempo”, declaró Florence Pugh (Yelena) a Animal Político. “(Pero) Marvel ha empezado a explorar el funcionamiento interno de los personajes y a ver lo que deben superar para estar siempre a la altura”. Aquí radica el verdadero conflicto: ya no es el enemigo de turno, sino las batallas internas que enfrentan los protagonistas.
Un ejemplo es Bob, quien luego será The Sentry. Antes de someterse al experimento que le otorgó sus poderes, ya había sido diagnosticado con trastornos mentales. Luego del procedimiento, estos se intensificaron hasta manifestarse como una segunda personalidad, The Void, una entidad que lo consume y a quienes lo rodean, haciendo que revivan sus peores traumas.
Pero Bob no es el único que sufre. También está Yelena, quien arrastra el dolor de la pérdida de su hermana, Natasha Romanova, mejor conocida como Black Widow. Se siente sola, sin propósito y se cuestiona si merece este título de “héroe”. Bucky fue durante años un asesino de Hydra, mientras que Walker quedó tan mal tras el fiasco como Capitán América que fue abandonado por su esposa. En fin, cada uno de los antihéroes tiene una historia con la que luchan durante la película.
Cabe resaltar que en toda la película no se mencionan diagnósticos o etiquetas, sino que se representan emociones profundas como la culpa, la pérdida o la rabia. “En el corazón de esta película se encuentra una historia muy humana sobre cómo cada persona atraviesa estas pruebas en su vida y mira dentro de sí misma para enfrentar el trauma de su pasado”, ha dicho el productor ejecutivo Brian Chapek.
Asimismo, el actor Lewis Pullman (Bob) ha reforzado esta idea al afirmar que la depresión y la ansiedad aún no son temas fáciles de hablar. “Se siente raro incluso decirlo en voz alta ahora mismo. Pero creo que ese era un gran objetivo en esta película. Quería decir: ‘Bueno, deshagámonos de esa extraña sensación de inquietud que te da al mencionarlo, porque de eso se trata esta película. Es en el silencio donde surge el sufrimiento”, declaró en una entrevista para The New York Times, .
Y aunque Thunderbolts parecía una propuesta riesgosa para un público acostumbrado a Iron Man, Capitán América y Deadpool, la película ha tenido una recepción sorprendentemente positiva. Según Universal Music Perú, debutó con fuerza y consiguió el primer puesto mundial con una recaudación 162 millones de dólares en su primer fin de semana.
Sin embargo, se critica a la película por, justamente, tocar el tema de la salud mental. Es comprensible, pues no todos están listos para hablar del tema. También ha recibido comentarios negativos por proponer que son los «Nuevos Avengers”. Y si, concuerdo con los haters de las redes sociales: los Thunderbolts no son los Vengadores, son mejores.
Lo cierto es que ninguna de estas opiniones quitará el hecho de que Thunderbolts es más que una película de acción, pues nos enseña que hasta los más fuertes están quebrados por dentro y que, quizás, lo más valiente no es pelear contra el villano, sino pedir ayuda.

Sobre Ariana Flores
Estudiante de Comunicación y Publicidad. Amante de la fotografía y el cine. Disfruto creando productos audiovisuales y escribiendo acompañada de una buena playlist.