El nivel de polarización ideológica se ha agudizado en los últimos años. Una división muy marcada en occidente, especialmente en el mundo anglosajón, es la del movimiento “woke” versus el movimiento “anti-woke”.
Este enfrentamiento es considerado una “guerra cultural” entre “dos impulsos antitéticos” que pelean “por el alma del país”, citó John Postil en su charla “Guerras culturales: contiendas de opinión pública en una era mediática híbrida”, realizada el jueves 26 de octubre en el set de televisión de la Sede Villa, como parte del V Congreso Prensa y Poder organizado por la carrera de Comunicación y Publicidad de la UCSUR.
Postill, antropólogo e impulsor de la etnografía digital, habló sobre los orígenes del movimiento anti-woke, entendido éste como un grupo conservador que ha reaccionado ante el activismo que defiende el antirracismo, las políticas proaborto, la igualidad de género, entre otras causas entendidas como progresistas.
El académico británico, que en 2024 publicará un libro sobre el tema, consideró que el movimiento anti-woke se ha fortalecido en los últimos años y que es un fenómeno transmedia, no solo de internet.
También señaló que la pandemia fue un escenario que lo ha dividido en dos facciones. “Hubo un cisma. Por un lado, están quienes hablan y actúan [como la escritora J. K. Rowling, por ejemplo, conocida por su postura anti-trans], y por otro, los conspiracionistas [que creen que existe un plan global detrás del activismo woke]”, afirma Postill.
Postill también subrayó la importancia que tienen las palabras en la llamada guerra cultural. Anota que si para los anti-woke no debería existir tabúes y que el lenguaje no tiene que ser restringido, para los activistas woke se debe tener muy en cuenta el daño que puede generar un uso equivocado del lenguaje. Ahí el conflicto.
“Desde la perspectiva de la justicia social, el lenguaje es poder. Está en el corazón de estas guerras culturales que, en el fondo, son guerras lingüísticas”, dijo el investigador.
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