Por Pablo Peralta y Bryan Cortez julio 31, 2024

Jesús Raymundo es un periodista egresado de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ejerce la profesión desde hace 32 años. Ha trabajado en el diario El Comercio, en la revista, entre otros medios. Es profesor de la Universidad de San Ignacio de Loyola desde hace más 20 años. Actualmente, dirige Artífice, empresa que se divide en editorial, consultora y escuela de comunicaciones. Ha publicado libros como La redacción no se improvisa (2019) y Generación B (2021). En sus redes sociales, no teme corregir la ortografía de medios de comunicación, instituciones del Estado, marcas, empresas privadas, celebridades, en fin. Nadie se salva de su agudeza y buenas intenciones.

¿Cómo surgió el personaje Doctor Tilde?

Hace cuatro o cinco años, cuando me realizaron una entrevista en un programa de televisión de Canal 5. Me invitaron debido a los casos que comparto en redes sociales sobre ortografía, gramática, léxico y redacción. Hicimos un recorrido por varios puntos de la cuidad, como Gamarra y otras zonas. Me bautizaron como Doctor Tilde y lo acepté.

¿Por qué el estudiante universitario peruano presenta tantos fallos en la escritura?

Debido a varios aspectos. Cuando ingresamos a la educación básica regular no dedicamos el tiempo necesario al análisis de los textos que generamos, es decir, cómo construimos las oraciones, los párrafos y la aplicación de normas ortográficas. Hay varios métodos de enseñanza que no están relacionados con la lectura, sino que están más relacionados con memorizar normas. Y luego pasamos a la secundaria donde seguimos leyendo, pero lo hacemos por obligación porque tal vez hay un Plan Lector y, además, la forma de enseñar la escritura sigue siendo la misma.

¿Qué opina usted de eso?

Que la escritura no es así. La escritura es más libre, más práctica, más relacionada con una necesidad de expresar, pero también se aprende a escribir leyendo buenos libros, poemas, historias, cuentos, tramas, analizando sus oraciones y párrafos. Cuando no estructuramos ni trabajamos textos nos olvidamos de formatos importantes como los documentos administrativos, o como los ensayos, o los formatos que se usan en el ámbito educativo. Cuando ingresamos a la universidad, nos damos cuenta de que estos diez años [de educación básica] no han sido bien aprovechados en la ortografía, en la gramática, en el léxico y en la estructura de un buen texto.

¿Por qué los jóvenes universitarios siguen presentando fallas en su escritura?

Porque nos preocupamos más por el conocimiento de nuestra carrera profesional y, por tanto, olvidamos que la redacción es una herramienta poderosa para todo estudiante universitario y para todo profesional de cualquier especialidad, no solo de letras y humanidades.

¿Cómo esto se manifiesta el desempeño académico?

Ahí encontramos otro problema. Como no hemos manejado adecuadamente estos elementos —que deberíamos dominar al derecho y al revés— tenemos serias dificultades para utilizar el estilo APA, manejar la investigación, el parafraseo, citas de diversas fuentes en documentos o artículos. En fin, no tenemos el tiempo que tuvimos durante los años previos porque hay que aprender y dominar otras habilidades. Esto a veces se quiere resolver con un curso en los estudios generales, pero los profesores ya no se enfocan tanto en problemas de redacción. Entonces, el estudiante es quien debe reflexionar sobre lo que hizo, lo que no hizo, lo que hizo mal o lo que hizo a medias para poder revertir y redireccionar el rumbo de su vida académica.

¿Qué consejo daría a usted a quienes quieren mejorar su redacción y ortografía?

Lo más importante, más allá de darles pautas o recomendaciones muy puntuales, creo que lo primero es convencerse de la gran utilidad y ventaja que tienen las personas que saben escribir o comunicarse de manera correcta y clara. Diría que es una necesidad. Asimismo, es un deber comunicar mensajes claros, pero también es un derecho recibir mensajes claros.

En ese sentido, publicó el libro La redacción no se improvisa. ¿Cómo surgió?

Cuando formé mi consultora Artífice Comunicadores y trasladé toda mi experiencia en redacción y técnicas de edición, surgió la necesidad de escribir un libro porque nosotros sistematizábamos todo lo que practicábamos en la empresa. Tenía un documento donde anotaba los errores frecuentes y poco a poco hice un borrador de lo que después se convirtió en el libro.

Usted es periodista. ¿Qué aconseja a los estudiantes interesados en estudiar este oficio?

Les tiene que gustar lo que han elegido. Debe haber un compromiso vocacional. Periodismo no es una carrera donde uno se volverá millonario, no es una carrera donde uno tenga la vida tranquila, no es una carrera donde la sociedad nos premiará. Sin embargo, es la carrera más apasionante que hay entre todas, pues se disfruta mucho construyendo noticias, generando contenidos sin importar la distancia, el esfuerzo o las horas.

¿Cómo ve al Periodismo de hoy?

Hay algunos comunicadores que se jactan de ser periodistas solo porque tienen la camarita y  hacen virales. Creen que eso es Periodismo, pero no lo es. Ahí tenemos otro reto también. Las empresas periodísticas están sufriendo una grave crisis. Los grandes canales de televisión, los medios impresos y marcas gigantes están sintiendo este impacto no solo en Perú, sino en el mundo. Este escenario será visto por el periodista de vocación como una oportunidad para transformar la forma de comunicar y encontrar nuevas maneras de transmitir la noticia, pues a las personas les seguirá interesando la buena noticia y enterarse de los grandes hechos. Muchos profesionales no se dan cuenta de que estamos viviendo una etapa de cambios y siguen añorando lo tradicional. Eso impide explorar nuevas posibilidades.

¿Qué opinas sobre estos cambios?

Gracias a los cambios tecnológicos hay una gran cantidad de información y experiencias que están a un click. Eso me parece muy alentador. El periodista tiene que pensar en su credibilidad, su reputación y su formación, ya que no vive bajo el paraguas de las grandes marcas, sino que la marca ahora es el periodista mismo. Eso me parece espectacular. Como diría Charles Darwin, no son los grandes los que sobreviven, si no son los más agiles los que se adaptan mejor y sobreviven.

En Generación B hay historias de jóvenes que tuvieron un impacto en la sociedad. ¿Qué le inspiró a editar este libro?

En 2021 se estigmatizaba mucho a los jóvenes. Se decía que eran de cristal, que se dejaban manipular o que solo eran los que, en esas circunstancias difíciles de noviembre de 2020, salían a las calles a protestar y expresar su rechazo al gobierno de Merino y al Congreso. Entonces, quise mostrar un rostro no solo de Lima, sino de otras ciudades, un rostro que no solo se enfoque en aquellos que se comprometen con los derechos humanos o la democracia, sino también mirar a jóvenes de diversas tendencias como la música, manejo de las redes sociales, la educación, el arte, los emprendimientos, la ciencia, el deporte y, claro, la política.

¿Cómo fue trabajar en este libro?

En este proyecto colaboraron 21 cronistas de diversas generaciones y ciudades como Lima, Huancayo, Arequipa Trujillo cusco Ayacucho y Pucallpa, experimentados, algunos debutantes y otros que ya habían publicado libros sobre perfiles de jóvenes. Son 21 historias escritas por 10 cronistas hombres y 11 cronistas mujeres, una de ellas trans. De hecho, nos hubiera gustado abarcar más autores, pero no tuvimos esa oportunidad por decisiones editoriales.

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Sobre Pablo Peralta

Estudiante de la carrera de Comunicación y Publicidad. Me apasiona editar fotos y videos. En mis tiempos de descanso, disfruto escuchar música y podcasts, así como pasar momentos agradables con mis mascotas.

Sobre Bryan Cortez

Estudiante de la carrera de Comunicación y Publicidad. Me interesa la fotografía, el periodismo y la producción audiovisual. En mis tiempos libres me gusta leer y analizar películas.

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