Puente Piedra, 3 de julio del 2020, 22:00.

Juan —82 años, jubilado—prepara la cena. En el silencio de la noche, un golpe estremece su calma. Elva se había caído en el baño. Apresurado y temeroso, fue a verla. Su cuerpo estaba tendido en el suelo, no respiraba. Como pudo la levantó, la acomodó en la cama, le cerró los ojos y durmieron juntos en la misma cama por último vez. Su amada esposa estaba ahí, pero sabía que se había ido.

Ambos habíamos sido contagiados por el Covid-19, sin embargo, decidimos no informarle a la familia, no queríamos preocuparlos, teníamos miedo de ir al hospital y nunca más vernos. No recuerdo como fue el día que se fue, pero siempre tengo el recuerdo de verla feliz

A la altura del colegio Cervantes de Copacabana ubicado en el distrito de Puente Piedra, Juan Miranda y Elva Mosqueira vivían juntos desde hace más de 50 años. Luego de casarse en Trujillo migraron juntos a Lima cumpliendo con la promesa de “vivir siempre juntos, acompañándose en todo momento”. En el 2020 Elva fue víctima del Covid-19 y Juan se quedó con ella cumpliendo su sueño de estar siempre juntos.

Veo a Juan a través de la pantalla y logro ver su sufrimiento. Entonces me pregunto: ¿cómo ha sido tan fuerte? ¿por qué no luchó contra la Covid-19, si ya no estaba su compañera de vida? Para finales de julio había casi 5 mil casos de contagio, para el 10 de septiembre la cifra ha aumentado hasta 8140 personas contagiadas.

25/09/2020. Han pasado casi 2 meses del fallecimiento de Elva, ahora Juan alista sus cosas para volver a su tierra y reencontrarse con los hermanos de su difunta esposa y quedarse en su chacra. “Ya no tengo nada que hacer acá (…) la casa es muy grande sin ella y ahora prefiero regresar al lugar donde todo comenzó.”

En Juan veo a un hombre valiente. Él no sabe a dónde lo lleve ahora la vida, pero quiere ser fuerte por sus demás cuñados. “Elva ahora está en el cielo, con dos de sus hermanos. Yo estoy acá para cuidar de sus otros hermanos”.