En la Feria Manya hay figuras de acción de Spider Man, Iron Man, Superman, Batman, Bugs Bunny, Piolín, Deapool, Goku, Vegeta, Buzz Lightyear, Venom, Hulk, Lilo, Stich, Blanca Nieves, Freddie Mercury, Grogu (Baby Yoda), Homero Simpson, las Tortugas Ninja, Super Mario, Shrek, la muñeca de Yola Polastri, un Critter, Dard Vader, Depredador, Terminator, Thanos, Capitán América, Gohan, Flanders, los Cazafantasmas, He-man, Chucky, Pinocho, Papá Pitufo, Minions, Luffy de One Piece, Optimus Prime, Naruto, Billy de Saw, Thor, Mumm-ra.
En general, hay discos compactos, Funkos Pop, carritos, cartuchos de Súper Nintendo, cómics de DC, Marvel y otras editoriales, peluches, pines, máscaras, afiches, tazas, vasos, llaveros, joyas, disfraces, revistas, ropa, en fin. De todo para que un amante de la cultura pop, desde niños hasta señores de 60 años, pase horas y horas mirando, comprando, anhelando comprar más, todo.
Ubicada en la avenida Grau 122 (La Victoria), la Feria Manya es un lugar donde tiempo se siente corto por la cantidad de puestos que pueden visitar. Es normal perderse entre la multitud al momento de caminar y no observar lo que ofrece cada puesto.
Hay varios tipos de asistentes a la feria: los que van «de cacería» (buscar y buscar hasta hallar algo que los sorprenda), los que van a recoger productos, los que van por pasar rato con sus amigos o los que van a comprar para luego revender por su cuenta.
Franco Goyas Lozano es un coleccionista que empezó los 8 años con una colección de álbumes, taps y otras cosas que eran tendencias en su niñez. Pero después de 21 años, empezó a coleccionar funkos y también nació su afición por el anime Kimetsu No Yaiba. Cada mes gasta entre 100 y 200 soles en llaveros, cartas, acrílicos, minifiguras, stickers y otros productos relacionados con su anime favorito. Considera que la feria es agradable, especialmente por los vendedores que, en muchos casos, se terminan convirtiendo en amigos.
Por otro lado, Alessandra Arangure, de 25 años, es una coleccionista que empezó desde mediados de 2023. Al principio gastaba entre 5 y 16 soles mensuales en su afición porque no quería volverse un adicta. Pero desde que conoció el anime Jujutsu Kaisen, empezó a adquirir merchandising de sus personajes favoritos y gastar más.
Alessandra no se considera una coleccionista neta, pero no descarta tomarse en serio esta actividad en el futuro. En su caso, no socializa mucho en la feria Manya: solo va para recoger sus cosas y retirarse. Prefiere estar en Tiktok, donde las tiendas interactúan de forma directa con sus clientes o personas que entran a los lives.
Actividad seria
Según Mario Bowser, coleccionista de cómics, las personas adoptan estas prácticas como estilo de vida, a tal punto que es una manera de autoconocerse mejor mediante objetos del mundo de la ficción. De ser así, un muñequito de Flash podría ser más útil que una sesión de psicoterapia.
Bowser, quien almacena más de 7 mil títulos de cómics en su garage, considera que el lado negativo del coleccionismo es la obsesión. Hay quienes llegan a endeudarse para aumentar sus tesoros. Bowser aconseja prudencia financiera.
Jonathan, feriante de Manya, empezó como un coleccionista neto. Trabaja en este lugar para ganar dinero, pero también para conocer personas como él y consolidar una comunidad propia con base en su tienda (cosa muy común, por cierto).
“Todos en la feria empezamos siendo coleccionistas”, confirma Miguel Ángel, dueño de un puesto en Manya. Empezó adquiriendo figuras y vendiéndolas de manera esporádica, pero decidió dedicarse plenamente a esta actividad cuando descubrió que es rentable.
Ahora bien, una pregunta importante es: ¿por qué coleccionan?
Existe una línea muy delgada entre coleccionismo y acumulación de objetos. Parecen lo mismo, pero no es así.
El coleccionismo es una afición que consiste en la agrupación de objetos de una determinada categoría, de modo que los objetos abarcan todo lo que la imaginación puede dar. Uno de los motivos es por la acumulación y preservación de conocimientos.
Silvana Rabinovich, doctora en Filosofía, rescata una cita precisa del crítico Walter sobre el acto de coleccionar: “es una forma del recuerdo remitida a la praxis, y es la más terminante entre las distintas manifestaciones profanas de la ‘cercanía’”. En simples palabras, Benjamin destaca la pasión, el orden y la memoria que caracterizan al verdadero coleccionista y encuentra en sus objetos una suerte de enciclopedia mágica que revela el destino de cada uno.
En cambio, el acumulador se destaca por tener objetos de una manera obsesiva y a veces desmedida. No es raro que sea un problema de salud mental en muchos casos. “Un trastorno de acumulación es una dificultad persistente deshacerse de las posesiones debido a una necesidad percibida de gran angustia”, afirma Milan Balakrishnan, psiquiatra del Hospital Masina.
La dedicación invertida en el coleccionismo se puede traducir en una falta de control de impulsos. Hay quienes, en nombre del coleccionismo, pueden cruzar límites y afectar sus vidas personales, amorosas o familiares.
Lo cierto es que el coleccionismo, mientras sea una actividad no dañina, es una forma de vivir la nostalgia. “Estas personas [coleccionistas] empezaron con una afición que pudieron percibir o que les generaba asombro en su etapa de su niñez”, menciona el psicólogo Jean Pajuelo. Estas personas, siendo niños, no podían expresar o compartir sus gustos, porque los padres o hermanos no disfrutaban lo mismo o, en todo caso, no comprendían esta actividad.
En ese sentido, el coleccionismo es una manera de expresar emociones que acumularon en el transcurso de los años. Estos adultos que en algún momento fueron niños, ya pueden permitirse comprar estos artículos y recobrar momentos valiosos.
Pajuelo menciona que los objetos adquieren un valor tan simbólico como real, del mismo modo en que cuando uno se enamora o pierde a un ser querido. Mario Bowser, por ejemplo, comenta que la muerte de su hermano lo motivó a continuar la colección que dejó.
La feria Manya, además de jardín de las delicias y máquina del tiempo para los coleccionistas, es un espacio para no ser juzgado, un sitio para relacionarse con personas con gustos e intereses comunes, un lugar para sentirse en comunidad.
Sobre Angelo Escalante
Estudiante de la carrera de Comunicación y Publicidad. Tengo interés en las reseñas sobre animes y la publicidad de nicho. Me gusta todo lo relacionado con la cultura japonesa, el rugby, el coleccionismo de figuras y investigación de nuevas tendencias que aplican las marcas.
Sobre Juan Díaz
Estudiante de la carrera de comunicación y publicidad de la Universidad Científica del Sur. Me apasionan demasiado el cine, los superhéroes y la filosofía. Mi orientación siempre ha sido el periodismo, especialmente la rama cultural.