Por Gonzalo Alonso Bedoya Ramírez septiembre 27, 2023

Charles Walker (1959) es un historiador, escritor y profesor estadounidense. Enseña en la Universidad de California, Davis, y se especializa en Historia Latinoamericana y, para ser exacto, en un personaje: Túpac Amaru II. Ha escrito libros al respecto como, por ejemplo, La Rebelión de Túpac Amaru, considerado, según Financial Times, el mejor libro de 2014. Su última publicación fue La odisea de Juan Bautista Túpac Amaru: Un testigo de la Era de las Revoluciones (2022), comic que relata la casi desconocida historia de Juan Bautista, el medio hermano de Túpac Amaru II que tiene una historia digna de convertirse en película.

‘Chuck’, como como le dicen los amigos, es un peruano más. De hecho, es probable que sepa más sobre el Perú que varios peruanos. Vivió tres años en Tucumán, Argentina, debido a una beca para cursar la secundaria. En 1979, ya hablando español y enamorado del fútbol, llegó a Perú para estudiar en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). “Era un año fascinante: la transición de Morales Bermúdez, las elecciones y la toma de poder de Belaunde”, comenta. Está casado y tiene dos hijos con la antropóloga peruana Zoila Mendoza.

¿Cómo describiría al Perú en una sola frase?

No lo sé. A veces lo que a uno le gusta a otro le fastidia. Está la informalidad, el sentido del humor, la capacidad de improvisar, el soñar con un futuro mejor a pesar de que han sido, desde hace más de 40 años, años muy difíciles. A veces digo que “me gustan más los peruanos que el Perú”. Esto en el sentido de las frustraciones institucionales y la falta de progreso, pero los peruanos siempre están con su gran chispa y gran cariño.

Cuando usted llegó al Perú se enamoró de Alianza Lima, ¿Cuánto representa este club de fútbol a la tradición y la cultura peruana?

Una gran parte. Una cosa que me llamó la atención en Lima fue la cultura familiar. Pero en cuanto a una cultura callejera, si bien la había, no, pues no había buen teatro y el cine daba pena. Entonces, el fútbol era el espectáculo y Alianza ha tenido un papel fundamental. Aprendí muchísimo del fútbol e hice amistades gracias al mismo. La gente decía: “Oye, el gringo es hincha de verdad porque va desde las dos de la tarde y se queda hasta las seis”.

Muchos peruanos sienten vergüenza hacia su tradición y sus orígenes prehispánicos. ¿Por qué?

La respuesta vaga, pero cierta, es el colonialismo. Perú estuvo bajo el dominio de los españoles en el idioma y la religión. Esa es la base. Aunque, en realidad, el racismo se impone con más fuerza en el siglo XIX y se presenta de muchas maneras, aunque no es igual en todos los casos. Por ejemplo, los prejuicios anti indígenas afectan a una gran mayoría del país a diario. Antes no se hablaba mucho de eso, pero hoy existe más conciencia. Creo que en el siglo XXI por lo menos es un tema de discusión. La gente lo cuestiona.

La odisea de Juan Bautista Túpac Amaru es su primera experiencia en el mundo del cómic. ¿Cuán diferente fue realizarlo?

Es muy diferente. El cómic también requiere muchísimo trabajo, sobre todo por dos razones. La primera es que el texto debe ser mínimo. El típico error de un inexperto en cómics es poner mucha letra. La segunda razón es que el artista debe tener una idea de cómo ilustrar todo. Por ejemplo, Liz Clarke —a quien le debo muchísimo— dibuja primero Cusco como un lugar tropical. Al inicio subestimé el trabajo, pues pensé que lo terminaría en tres o cuatros meses, pero fueron dos años.

Vayamos a Túpac Amaru II. ¿Cómo influyeron las desigualdades coloniales de la época en su liderazgo y en el futuro del desarrollo de su rebelión?

Túpac Amaru es complejo. Por un lado, hay un Túpac Amaru reformista, ya que realmente vio su movimiento como algo multiétnico y multiclasista. Él decía que eran bienvenidos todos, menos los malos españoles. Pero en la práctica tuvo medidas radicales. El movimiento se puso muy violento con el tiempo. Cuando ya no estaban Túpac Amaru y Micaela Bastidas, los españoles mataban a todos los quechuahablantes que encontraban y los rebeldes no perdonaban a nadie. Sin dudas. La gran inspiración y motivación de Túpac Amaru fue esa tremenda injusticia.

¿Cuál cree que ha sido la influencia de esta rebelión en la sociedad peruana de hoy?

Cambió la colonia porque los españoles supieron que casi perdieron y, por tanto, buscaron una alternativa al sistema de ese entonces, pero no lo lograron. Es algo muy simbólico. Para muchos es el símbolo de las provincias frustradas, de los indígenas. Es el «no” al poder limeño, centralista, criollo, de modo que tiene un poder simbólico muy fuerte todavía.

¿Podríamos hablar de representación?

Exactamente, sí, y lo vemos en las protestas recientes. Muchas veces estaban presentes los íconos de Micaela Bastidas y Túpac Amaru. Micaela es un ícono un poco nuevo que muestra la influencia feminista y la búsqueda de tener heroínas y presencia femenina, que me parece muy bien.

En cuanto a Juan Bautista Túpac Amaru, ¿considera que su historia ya debería empezar a contarse en los colegios peruanos?

Creo que sí. No es un héroe como su hermano, no dirigió tropas ni era un gran escritor. Era casi un antihéroe, pero su historia es increíble. Él logra resistir tantos años en la cárcel en Ceuta [costa norte de África] para después llegar a Buenos Aires. Este tipo de historias son mejores captadas por los jóvenes que las historias militares de batallas. Es algo que espero que mis colegas en literatura y otros campos tomen muy en cuenta.

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Sobre Gonzalo Alonso Bedoya Ramírez

Hago periodismo para retratar realidades, para contar las historias que los gestos esconden. Como dijo García Márquez, también creo que el deber revolucionario de un escritor es escribir bien.

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