Por Sylvanna Padilla febrero 21, 2024

Orígenes de su vocación

En los noventa, Gastón era un joven sanmarquino que en algún momento quiso estudiar antropología, literatura o historia, pero luego se dio cuenta de que si juntaba esas tres carreras podría terminar siendo periodista. Como le gustaba contar historias, disfrutaba ver los programas periodísticos dominicales. Su carrera como periodista empezó en la sección de policiales del diario Ojo. Ahí vio a su primer fallecido, en segundo día como practicante. Desde entonces, ha trabajado en medios escritos y televisivos, además de instituciones estatales.

Ticlio Chico

“Hay una conferencia a las 10 de la mañana. Termina la conferencia y busca algo. Tráete una historia”, le dijo un jefe una vez. En esa conferencia la gente había ido a presentar reclamos al alcalde de Villa María del Triunfo y quejarse del frío. Como todo periodista que busca la pepa, Gaviola se acercó a una señora a preguntarle donde vivía y conocer su situación. Cuando llegó al lugar, se encontró con un frío impactante. Buscaba un comedor popular, pero, sin querer, tocó la puerta de un wawa wasi. Un grupo de niños salió corriendo a saludarlo, pero también para abrazar al motor para calentarse porque se morían de frío. Estaban nada menos que en Ticlio Chico, el lugar más frío de Lima. Esas imágenes le permitieron armar un reportaje potente y conmovedor. Al día siguiente, después de emitido el reportaje en señal abierta, el ministro de Salud llegó a la zona y ofreció una campaña de salud para los niños y se comprometió a arreglar los techos para que no filtre el agua de las lluvias. Ese reportaje cambió la vida de mucha gente.

Gajes del oficio
Cuando trabajaba en el programa Punto Final, le tocó ir a un pueblo ubicado en la frontera con Colombia. Un grupo de pobladores armados con lanzas capturó a su camarógrafo y a él. Los retuvieron en una casita durante unas horas. Sintió mucho miedo, pues tranquilamente podían herirlos o tirarlos al río. Hasta que llegó un profesor que sirvió de intermediario para que los dejaran libres. «Ahí los profesores son ley», comenta. También le han roto la cabeza, lo han secuestrado, le han apuntado con una pistola en la cabeza (la foto salió en la portada de un diario, recuerda con humor). Gajes del oficio. .

Ensuciarse los zapatos

Mientras me contaba sus anécdotas como periodista cruzó sus piernas y me enseñó su zapatilla. Estaba con muchos huecos debido a los abrojos que había pisado durante reciente viaje al bosque de Pómac. “Son abrojos de 3 a 5 centímetros y tengo heridas en los pies porque no fui preparado y por eso mi zapatilla ha quedado con hueco. La carretera está lejos y no pensé que caminaría en medio de púas enormes”.

Se sufre y se goza también
Además de momentos duros, el periodismo también le ha regalado oportunidades felices. felices y divertidos. Gaviola recuerda dos en particular: haber conocido al cantante español Joaquín Sabina y al mexicano Chespirito.

El privilegio de ser periodista

Para Gastón, los periodistas tienen el privilegio de vivir las noticias a través de sus ojos y las historias que ellos cuentan. “Nosotros podemos ver la historia y contarla. Por ejemplo, cuando Perú clasificó al Mundial me amanecí en la calle haciendo un reportaje con los hinchas. Fue grandioso. Son cosas que ves en televisión y puedes decir ‘yo estuve ahí’. Eso es vivir la historia. Es un privilegio que nadie más lo puede tener”.

Perú Batalla

Sus libros Perú Batalla 1 y Perú Batalla 2 son mucho más que simples crónicas históricas. Gaviola, a partir de investigación y herramientas periodísticas, nos sumerge en un torbellino de emociones y eventos que abordan hechos s que conocemos poco o nada. Gaviola brinda más detalles sobre, por ejemplo, la Batalla de Tarapacá, en donde ganaron los peruanos, o sobre cómo el escritor Ricardo Palma se salvó de morir en el combate del 2 de mayo de 1866. Altamente recomendable para ver la historia del Perú desde otra óptica.

Consejo para los periodistas en formación

“Lean muchísimo, ya que es la única forma de ampliar tu criterio y tu lenguaje. Nosotros los periodistas trabajamos con el lenguaje. Por otro lado, si te dicen que está lloviendo, tu deber no es decir que está lloviendo, sino sacar tu cabeza por la ventana y verificar si es verdad que está lloviendo. No te quedes con los que otros dicen: tu trabajo es tener tu propia opinión y cerciorarte de eso”.

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Sobre Sylvanna Padilla

Estudiante de Comunicación y Publicidad, con especialidad en periodismo y gusto por la fotografía. Me interesa la política, los temas sociales y ambientales. Siempre busco oportunidades que desafíen mis capacidades.

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