El reconocido director nacional, Josué Méndez, nos acompañó en el cierre de la primera edición de la Semana del Cine Peruano. El también director de Días de Santiago nos habló de los pormenores detrás de El caso Monroy, su último largometraje.
Empezó relatando su experiencia en el penal Santa Mónica, en donde permanecía recluida una tía suya. Además, tomó inspiración del libro de crónicas Día de visita, de Marco Avilés. A partir de esas historias es que encuentra al personaje de Monroy.
“No es una adaptación per se”, comentó Méndez, pues sabía que tenía que contar la película desde la ficción. “Fue un trabajo que partió de cero en cuanto a la forma”, precisó.
“Intentamos contactar con el Rocky Monroy real. Lo que ocurrió fue que él negó todo lo que decía la crónica”. Por eso, según Méndez, se utilizó a un actor mayor para interpretar al personaje. “Optamos por alguien de casi 60 años, alguien a quien la sociedad está a punto de bajarle el dedo”.
También nos dijo que, como el proyecto pasa del drama a la comedia, se requería a un actor que maneje ambos registros, por lo que contactaron al mexicano Damián Alcázar.
Sin embargo, para la construcción de una película no se parte necesariamente desde un tema, sino desde un viaje emocional. “Cuando empiezas a explorar ese viaje emocional, empiezan a salir temas”.
Con la sinopsis «Ronnie se vuelve un abusador más dentro del corrupto sistema judicial peruano», si pensamos en nuestra historia política y la razón por la que nuestra percepción de justicia peruana es baja, merece la pena verlo. Están invitados.
Sobre Gonzalo Alonso Bedoya Ramírez
Hago periodismo para retratar realidades, para contar las historias que los gestos esconden. Así como dijo García Márquez, también creo que el deber revolucionario de un escritor es escribir bien.
Sobre Yurela Isabel Beraun Lizarraga
Soy una aprendiz infinita con más de 20 años de experiencia. Individualista, no egoísta; idealista, no tonta. Amo el radioteatro y dibujar fábulas. Fan de Tyrion Lannister, Amy Winehouse y Manuel Scorza. Pienso demasiado, pero no me arrepiento. Sigo el mejor consejo que me dieron: detente a oler las flores. Cuando tenga 37 años, quiero cantar «Ahora que…» de Joaquín Sabina sin mentirme a mí misma.