El 1° de mayo tiene su origen a finales del siglo XIX, cuando los trabajadores hacían jornadas de 12 a 18 horas en el contexto industrial de aquella época. En Estados Unidos, el movimiento obrero iba creciendo y reclamaba la máxima de “ocho horas de trabajo, ocho horas de descanso y ocho horas de ocio”.
Ya en 1868, el presidente Andrew Johnson aprobó la jornada de ocho horas en la ley Ingersoll para algunos trabajadores como los de obras públicas o los empleados de oficinas laborales, sin embargo, los trabajadores de las fábricas quedaron excluidos del dictamen.
La ley contó con el rechazo de los patrones y algunos estados establecieron cláusulas que permitían aumentar la jornada laboral. En 1884 los sindicatos mayoritarios, la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo y la Federación Estadounidense del Trabajo, establecieron en un plenario que el 1 de mayo de 1886 sería el último día de plazo para que los empleadores implementen la jornada de 8 horas, como exigía la llamada Ley Ingersoll promulgada por el gobierno. Ante la resistencia de las empresas anunciaron que el día elegido se haría una huelga general. Las demandas del movimiento obrero se materializaron el 1 de mayo de 1886, cuando se convocaron 307 manifestaciones a las que se unieron 200 mil trabajadores en Chicago, en ese momento, la segunda ciudad más poblada del país. Miles de trabajadores salieron a las calles en protestas que se extendieron hasta el 4 de mayo.
La represión fue voraz. El primer día 6 trabajadores fueron asesinados a quemarropa y decenas resultaron heridos. El 4 de mayo, en medio de las revueltas en Haymarket Square, una bomba lanzada por un desconocido mató a un policía. Los oficiales entonces abrieron fuego, hirieron a cientos y detuvieron a otros tantos. Más de 30 obreros fueron llevados a juicio, pero luego este número se redujo a 8. Tras un proceso, en el que no se respetaron normas procesales, cinco fueron condenados a la horca y otros tres a prisión. Los condenados a muerte fueron ejecutados el 11 de noviembre de 1887. Hombres que, posteriormente, serían conocidos como los «Mártires de Chicago».
Tras los acontecimientos de Chicago, las compañías fueron accediendo paulatinamente a fijar la jornada de trabajo en ocho horas. En el Perú la conquista de este derecho se logró el 15 de enero de 1919.
La celebración del 1 de mayo, en homenaje a los Mártires de Chicago, se estableció en 1889 en un encuentro del Congreso Obrero Socialista de París. Con el tiempo, varios países se sumaron a la fecha y hoy se celebra en casi todo el mundo.
¡Feliz día del trabajo!
Sobre Vanessa Retamozo
Bachiller en Comunicación y Publicidad. Amante del cine, la literatura, la música y del arte en todas sus formas de expresión. Fiel creyente de que leer te transporta a otras realidades, independientemente de la plataforma que utilices para hacerlo. Experiencia en la creación de contenidos digitales y estrategias de inbound marketing. Escritora empedernida.