Desde hace miles de años el río Lurín es utilizado por nuestros antepasados. Sin embargo, ellos convivían en armonía con la naturaleza, desarrollaban actividades agrícolas y no invadían los espacios que les correspondían al mismo río o a sus vertientes. Ha pasado el tiempo y, lejos de mejorar, la situación ha empeorado drásticamente. Al día de hoy, el río Lurín se encuentra drásticamente contaminado y la causa de este problema es la presencia de individuos invasores.
No parece novedad encontrar un río contaminado en Lima o alguno invadido por personas que sitúan sus casas en zonas en dónde no solo se trata de contaminar o apropiarse de un terreno ajeno, pues, incluso ponen en riesgo sus vidas. En el año 2017, la capital sería testigo de una serie de huaicos que afectarían varios distritos. Aquí todo el país presenciaría las consecuencias de tratar de poblar zonas que le pertenecen a la naturaleza. Tragedia total y crisis en el país, han pasado 5 años desde aquella ocasión y hay personas que parecen no aprender de su pasado. Ya saben lo que dicen, quien ignora su pasado está condenado a repetirlo en el futuro.
Hace unos meses, el Ministerio del Ambiente emitió un informe en el que se detalla la complicada situación del río Lurín y la de los pobladores que residen en él. Aquí encontramos dos problemáticas graves que suponen una preocupación importante. La primera es la contaminación de la zona debido a los pobladores y a los desechos que arrojan en él contantemente, esto genera acumulación de objetos en el río y, además, la contaminación del agua; la segunda es el riesgo que corren estas personas, pues, ante la llegada de un huaico o alguna alza del nivel del agua, estas personas se verán en severo riesgo de muerte, así como ocurrió en el año 2017 con personas en una condición similar.
Pedro Carbajal, el ex gerente de Áreas Verdes en la municipalidad de Lurín, nos comenta que esta contaminación se da porque falta sensibilizar a los pobladores quienes botan sus desechos en las riberas del Río. “Es necesaria una cultura de protección y vigilancia continua para evitar que esto suceda”.
Lamentablemente este no es un problema sólo del río Lurín, ocurre en diferentes ecosistemas del país y es un problema al que el estado debería darle más importancia. Es tarea de todos comunicar las consecuencias y peligros de esta clase de situaciones.
Sobre Gonzalo Alonso Bedoya Ramírez
Hago periodismo para retratar realidades, para contar las historias que los gestos esconden. Como dijo García Márquez, también creo que el deber revolucionario de un escritor es escribir bien.