Carolina Díaz es periodista y activista neurodivergente. Ha sido columnista del portal Salud con Lupa, donde publicó textos sobre salud mental. Es creadora del proyecto Más que bipolar y de la Coalición Neurodivergente Peruana. En vista de su lucha «para eliminar el estigma que a menudo enfrentan las personas con discapacidades psicosociales», la BBC la incluyó en su lista de 100 mujeres inspiradoras e influyentes de todo el mundo, al lado de personajes como Michelle Obama, Amal Clooney (abogada) o Claudia Goldin (economista y ganadora del Premio Nobel).
¿Qué es «neurodivergencia»?
Existen dos perspectivas. Por un lado, están aquellos que ven los diagnósticos como enfermedades, mientras que otros los perciben como diferencias. Me inclino hacia esta última perspectiva. Si bien al principio veía mi diagnóstico como una enfermedad, ha sido un proceso de aprendizaje y reaprendizaje para mí. Es una decisión personal. Estoy aprendiendo sobre el tema de la neurodivergencia y el paradigma de la neurodiversidad. Siento que es una forma política de liberación, una manera de aceptarnos y cambiar la mentalidad que durante mucho tiempo nos hizo sentir que algo estaba mal en nosotros, que nos hizo pensar que estábamos rotos o defectuosos. «Neurodiversidad» es un término político y no médico. No es un diagnóstico elaborado por una psiquiatra o un psicólogo: es una identidad. Un diagnóstico psiquiátrico puede llevar a alguien a identificarse como neurodivergente o decidir afirmar “soy una persona bipolar” o “tengo bipolaridad”. Al final, es una elección personal.
¿A qué se debe el nombre de tu proyecto “Más que bipolar”?
El proyecto surgió como una plataforma personal, un medio para desahogar las experiencias que estaba viviendo. Con el tiempo, la iniciativa tomó un curso más serio. Entonces, me propuse abordar esta idea: si bien muchos de los rasgos asociados con el diagnóstico [de bipolaridad] y la etiqueta se aplican a mí y los acepto como parte de mí, soy mucho más que eso. Por lo tanto, opté por ese nombre en lugar de solo bipolar.
También te diagnosticaron autismo.
Sí, el año pasado. Según las evaluaciones que he tenido, ese es mi diagnóstico inicial. Luego, desarrollé la bipolaridad, que se manifestó cuando tenía 25 años.
Si no te define tu condición, ¿cómo te defines?
Cuando me piden describirme o brindar un resumen para presentarme, me gusta usar la palabra «neurodivergente». Pero es importante señalar que la bipolaridad no es el único diagnóstico que tengo, por lo que no me centro solo en eso. Creo que “neurodivergente” define mejor la experiencia, abarcando la totalidad de mi ser de alguna manera.
¿Te sentías diferente desde antes?
Siempre me he sentido diferente. Creo que, en parte, esto se debe a las situaciones en las que la gente me lo hacía notar. Mi diferencia natural comenzó a convertirse en algo que afectaba mi autoestima. Esto es algo que muchas personas autistas compartimos, pues, aunque no nos conozcamos, nuestras experiencias tienen un factor común: desde el principio sentíamos que éramos como extraterrestres.
¿Has recibido comentarios de invalidación?
A menudo nos acusan de exagerar y nos ponen etiquetas como “estás loca” o “estás exagerando” o “eres pesada”. Esto es especialmente cierto en la infancia. En mi caso, se relacionaba con el tema de la comida, las texturas, olores y sabores. La gente solía pensar que eran caprichos míos.
¿Tus diagnósticos han influido en tu experiencia como activista en salud mental?
Como activista, definitivamente siento que lo que más me motiva es apoyar a las personas de la manera en que me hubiera gustado recibir apoyo. Es decir, brindar un tipo de acompañamiento y lograr cambios que en su momento no experimenté. Es en ese punto donde comencé a profundizar en el activismo. Dejó de ser una lucha estrictamente personal y se convirtió en una lucha colectiva, especialmente al conocer las historias de otras personas. Se ha convertido en una causa mucho más amplia.
En un artículo del portal Salud con Lupa escribiste que perdiste un trabajo que considerabas bueno cuando sufriste tu primer episodio de manía. Si hubieras recibido el diagnóstico antes de ello, ¿cómo habría sido la situación?
Diferente. Si hubiera hablado abiertamente sobre mi diagnóstico como lo hago ahora, es probable que no me contrataban, ya que existe un gran estigma en torno a ello. Por otro lado, si hubiera tenido el conocimiento y el apoyo a tiempo, hubiera evitado todos los factores que me llevaron a ese episodio de manía. Definitivamente, haber obtenido el diagnóstico a tiempo o que mi empresa o personas cercanas que conocieran la situación me apoyaran, habría sido de gran ayuda.
¿Cuán difícil crees que es adaptar el mundo laboral a las necesidades que tienen como personas neurodivergentes?
Creo que es más fácil de lo que parece. Simplemente, falta voluntad y conocimiento. Entonces, yo y un grupo de mujeres, con este proyecto que vamos a lanzar pronto llamado “Atípico”, queremos que sea un espacio de formación para cualquier tipo de organización. Además, la empresa también puede beneficiarse de lo que una persona neurodivergente puede lograr. Cambiar el enfoque a nivel general puede ser desafiante, pero existen pequeñas acciones que se pueden tomar. Todo depende de la voluntad y del interés en aprender más.
Se dice que las personas neurodivergentes tienen un procesamiento diferente de la información. ¿A eso te referías?
Me refiero a que existen personas neurodivergentes muy talentosas. Por lo tanto, están perdiendo ese talento si nos discriminan. Ahora bien, si enfocamos el tema en cómo procesamos la información de manera diferente, es cierto. Por ejemplo, si hablamos específicamente de autistas, cuando tenemos un interés especial en algo nos sumergimos tanto en ello que nos convertimos en expertos. También tenemos una particular atención a los detalles y la capacidad para identificar patrones. En fin, podría mencionar mil aspectos muy beneficiosos para diferentes sectores. Si se valora esto, puede ser muy positivo. Solo es necesario realizar adaptaciones y ser flexibles, lo cual es completamente posible, siempre y cuando exista interés en comprender y aprender más al respecto.
Tienes un emprendimiento de polos con mensajes inspiradores.
Siento que son poderosos para transmitir un mensaje en el cuerpo. No me gusta mucho la palabra “empoderamiento”, pero puede ser una forma de sentir ese poder cuando te pones un polo y dices “no me avergonzaré de mostrar este mensaje que tiene que ver conmigo”. Ha sido bien largo el proceso de hacer los polos porque traté de seguir cada paso para asegurarme de que sean algo que realmente vestiría y que otras personas también. Como tengo hipersensibilidad sensorial, traté de fabricar una prenda que sí me pondría y por ello pensé en no poner etiquetas y poner el estampado de mi logo atrás, porque es algo que a mí siempre me ha molestado mucho.
Aparte de tu labor como periodista, ¿cómo manejas la atención pública?
No me expongo mucho. Nunca he sido alguien que disfrute de las cámaras o de mostrar mi físico, así que me he centrado más en el periodismo escrito. Por otro lado, desde hace dos años, no tengo un horario laboral tradicional. Trabajo por proyectos y soy freelancer. Además, tengo una tienda y pronto lanzaré fidget toys y otros productos que pueden beneficiar a la comunidad. Esto también contribuye a mi sustento. He logrado un equilibrio en mi vida y trabajo que no tendría en un ambiente laboral tradicional.
¿Lo que haces hoy te ha abierto puertas?
Sí, definitivamente. La verdad es que no lo hice sabiendo que aparecerían oportunidades, al contrario, tenía mucho miedo porque pensaba que se me podían cerrar puertas. Sin embargo, se me ha dado la oportunidad de conocer a diferentes personas alrededor del mundo que comparten mi experiencia. Ahora soy parte de la mesa de discapacidad de Derechos Humanos de la Coalición de Salud Mental. He creado una coalición neurodivergente con mis amigas y creadoras de contenido. Si hago un balance, hay más cosas positivas que negativas. Siento que todo esto me ha hecho muy feliz y que estoy ganando con el apoyo de mucha gente.
Sobre Valeria Montero
Estudiante de la carrera de Comunicación y Publicidad en la Universidad Científica del Sur. Busco especializarme en redacción, tanto para investigar como para realizar guiones cinematográficos, centrándome en temas sociales y culturales. Entre mis pasatiempos se encuentran escribir, dibujar y pintar con acuarelas. También me gusta conocer y probar tendencias nuevas o de otras culturas.