Luego de un año y medio de vivir bajo la amenaza del covid-19, y con las disposiciones sanitarias del gobierno para enfrentar esta pandemia, muchas empresas y negocios han tenido que cerrar, afectando directamente a la economía de las familias peruanas y  la posibilidad de contar con los recursos para adquirir los bienes de la canasta básica. Es frente a este escenario donde la venta ambulatoria ha sido una modalidad para poder subsistir y llevar un alimento a los hogares peruanos.

Se estima que el 2019 habría cerrado con 697 mil peruanos desocupados que buscaban activamente un empleo sin encontrarlo, de un total de 17 millones de trabajadores. En base a la ENAHO, entre julio 2019 y junio 2020, la tasa de empleo informal ascendió a 74,3%, es decir, 1,7 puntos porcentuales más que lo registrado entre julio 2018 y junio 2019. De acuerdo a los datos del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), en junio del 2020 el 45% de trabajadores continuaba trabajando. De ellos, el 19% desarrolló trabajo desde casa, 17% salió a trabajar con autorización y 8% trabajó sin autorización formal.

Muchas de estas personas al perder su trabajo o negocio tuvieron que recurrir a la venta de productos en las calles, y a su vez, los que ya vivían del comercio informal y ambulatorio, aquellos que sostienen su vida con los ingresos del día a día, fueron los más afectados por la pandemia.

Sin embargo, según un reporte del INEI, la tasa de desempleo en Lima Metropolitana en el trimestre octubre-noviembre-diciembre del 2020 se ubicó en 13,8%. En el mismo reporte se determina que la tasa de desempleo femenino superó en 1,2 puntos porcentuales a su contraparte masculina.

Según los cambios de la PEA, indican que existe una caída común, pero más pronunciada en las mujeres y con una distancia de 10,7 puntos porcentuales con respecto a los hombres. Esta brecha da cuenta de que muchas mujeres no solo perdieron su empleo, sino que decidieron abandonar la búsqueda de trabajo, ya sea a la espera de la mejora de las condiciones del mercado (desempleo oculto) o porque tuvieron que asumir nuevas responsabilidades en el hogar.

El comercio ambulatorio se ha incrementado por la liquidez que presenta ese tipo de trabajo.

Según los datos presentados líneas arriba, y dando una explicación del porqué hay más personas dedicándose a este tipo de trabajo, el economista Víctor Ballena señaló: “El comercio ambulatorio se ha incrementado por la liquidez que presenta ese tipo de trabajo. Un ambulante vende un producto y automáticamente tiene su saldo de ingresos menos costo. Entonces, el que comercia en la calle sabe que tiene su margen de beneficio, monto que multiplicado por todos los días de trabajo genera un flujo de ingreso. El dinero líquido uno lo encuentra en la venta callejera”.

El comercio ambulatorio ha estado siempre presente en el Perú, pero con la pandemia ha empeorado la situación notablemente. Los ambulantes se han visto en la necesidad de ir en contra de las restricciones dispuestas por el Gobierno para generar ingresos.

En este reportaje, realizado en junio de este año, hemos entrevistado a diferentes vendedoras ambulantes de dos puntos de nuestra capital, la cachina del Óvalo Oasis de Villa El Salvador y el puente de Megaplaza en Independencia, con la finalidad de conocer y exponer la realidad del día a día de esta población muchas veces olvidada por nosotros.