Con 23 años, la irlandesa Sinéad O’Connor (1966-2023) había triunfado internacionalmente con su segundo álbum I Do Not Want What I Haven’t Got, con diez canciones en su versión original. Uno de los motivos principales de ese éxito fue su interpretación de Nothing compares 2 U, tema que llegó a ser número uno a nivel mundial del año 1990. Sin embargo, considero que The Emperor’s New Clothes fue la pieza que le dio el balance que necesitaba para brillar. 

La canción es una mezcla de rock alternativo y pop. Su ritmo elevó mis ánimos luego de escuchar otras composiciones del álbum como la melancólica Three Babies. La guitarra y batería predominan y se complementan perfectamente con la voz de O’Connor. Bastó con escuchar la pieza un par de veces para tener el beat en mi mente. 

La letra de The Emperor’s New Clothes habla sobre la presión de la fama y la maternidad. Con frases como “I will live by my own policies”, Sinéad critica las expectativas que la sociedad impone, señalando que las ignorará. Por esto me gustó el tema, pues la veo como un llamado a alcanzar mis propias metas y no las que pueden esperar de mí. 

Por otro lado, este mensaje también se relaciona con la vida de O’Connor, quien sufrió abusos físicos y emocionales durante su infancia. Es sabido que, tras alcanzar la fama, se reveló su actitud retadora y controversial. Prueba de ello fue cuando rompió una foto del papa Juan Pablo II frente a cámaras como protesta contra el abuso infantil en la Iglesia Católica. 

El nombre de la canción también fue otro acierto, pues hace referencia a un cuento de Hans Christian Andersen. En el relato, un vanidoso emperador es engañado cuando compra un traje que solo las personas inteligentes podían ver, por lo que él y sus súbditos fingen notarlo para no quedar como tontos. De esa manera, la dublinesa reforzó su crítica a la hipocresía y el poder de la presión social, apoyándose de frases como “Through their own words they will be exposed” o “They’ve got a severe case of The Emperor’s New Clothes”. 

Considero que el video oficial es el elemento que termina de completar la pieza. O’Connor tiene la cabeza rapada, está descalza, usa un vestido largo, pero bailar libremente, contrastando con la actitud oscura que mantenía en otras grabaciones del álbum. Así, la idea vivir sin pensar en las opiniones ajenas se fortalece aún más. El ritmo transmite la emoción que el álbum necesitaba, evidenciando el talento de O’Connor para conectar con su público en su momento e incluso hoy, debido a la vigencia de sus mensajes.