Actualmente, hablar del fútbol peruano es sinónimo de una triste realidad.
Para los hinchas de los clubes locales no es novedad ver a sus equipos caer una y otra vez en competencias internacionales. La participación y el nivel mostrado en la última década deja a la luz amplios vacíos y un gran número de fallos que lo único que han ocasionado es desprestigiar el mérito que se construyó en las épocas doradas del balompié nacional. Una era de gloria que, poco a poco, va quedando en el olvido.
Conversar con quienes más admiran y conocen este gran deporte es rememorar las grandes hazañas conseguidas a mediados de los 70’ y a inicios del siglo 21; es recordar a la Selección Peruana campeona de la Copa América del 75’, comandada por Teófilo Cubillas, Hugo Sotil y Héctor Chumpitaz; es evocar la impecable campaña del Cienciano del Cusco para traer a casa la Copa Sudamericana. Pero, ¿qué tanto ha cambiado el fútbol peruano desde ese entonces?
La magnitud se mide en el tiempo. Desde el 2013, ningún club peruano ha podido pasar la fase de grupos en la competencia más importante del continente, la Copa Libertadores. Real Garcilaso fue el último en darnos la alegría, tras dicha hazaña, la racha de derrotas y escasez de puntos ha crecido desastrosamente.
Equipos que se hacen llamar “grandes” volvieron a dejar una imagen lamentable en la edición de la Copa Libertadores de este año, reflejando el nivel que se tiene en el campeonato local. “No puedes ir a jugar preparándote contra equipos amateurs o juveniles. Debes tener juegos de alto nivel, para que cuando te toque, estés acostumbrado a ese ritmo” declaró Jean Ferrari, administrador de Universitario de Deportes, para La República.
Si se trata de buscar la raíz, el ámbito dirigencial es el que más peso tiene. Actualmente encontramos equipos endeudados, altos niveles de corrupción, gestiones económicas deficientes y un interés mínimo por hacer crecer al deporte rey. Se prioriza ganar el campeonato local y se deja de lado proyectos institucionales con resultados fructuosos en el tiempo.
Hasta el día de hoy no existe una agencia estatal rectora que haya impulsado al desempeño deportivo. Vivimos estancados en comparación al resto de países latinoamericanos, incluyendo a los que se encuentran en condiciones económicas y sociales muy parecidas a la nuestra. Basta con solo ver el estado de muchos de los centros deportivos y de preparación; inclusive, los equipos con mayor cantidad de ingresos están obligados a alquilar el Estadio Nacional para afrontar los partidos en competencias como la Copa Libertadores o Copa Sudamericana.
La realidad desmantela que las divisiones menores están siendo muy poco trabajadas, siendo el caso más alarmante la del Torneo de Reservas. Esta competencia está específicamente diseñada para representantes sub-20 de los clubes, pero se encuentra varada desde inicios de la pandemia. La mayoría de equipos tienen sus divisiones inferiores descuidadas, algo que, lenta y torpemente, está intentando mejorar la FPF con el Plan Centenario. La formación de estas canteras es la base del valor que tienen los jugadores de cara al exterior. Un informe elaborado por el Observatorio de Fútbol del CIES, en este 2022, sitúa al Perú en el puesto 78 a nivel mundial en número de jugadores que militan en ligas extranjeras. Esta data lo convierte en el penúltimo país de Sudamérica en ser formador de grandes promesas, solo por delante de Bolivia.
Sin embargo, un factor que está aún más olvidado es el psicológico. Hemos oído de futbolistas que “tocaron el cielo” afuera, pero por temas de indisciplina y la falta de adaptación a un ambiente más estricto decidieron volver al país. En muchos de estos casos declaraban que echaban de menos a sus seres queridos o que las condiciones no les permitían mostrar su verdadero potencial; ciertamente existe una carencia de ambición contrarrestada por el sentimentalismo.
El deporte acá no tiene absolutamente nada que ver, no les interesa directamente, no les importa. Eso para mí es una preocupación como técnico de la selección nacional. Perú necesita que los chicos compitan y la única manera es a través del deporte. No existe otra manera. Deporte y educación. Y usted consigue un ciudadano competitivo, educado. – Ricardo Gareca, DT Selección Peruana de Fútbol
Escuchar a los que saben siempre es la mejor opción. Ricardo Gareca, técnico de la Selección Peruana, volvió a reafirmar su malestar ante todos los medios de prensa declarando: “Necesitamos que el fútbol peruano cambie. Que se invierta, que la gente adecuada se involucre. Planificar, escuchar a todo el mundo. Así no nos podemos quedar”. Con estas frases sentencia a todos los que se encuentran detrás del telón.
Si se trata de ejemplos cercanos y proyectos que se hicieron realidad, es necesario ver el trabajo futbolístico de Ecuador. La amplia inversión en divisiones menores, infraestructura de primera y la reestructuración de la liga profesional han dejado durante la última década un gran progreso en competencias como la Copa Libertadores y Sudamericana, y especialmente en producción de grandes talentos que poco a poco han ido acrecentando su reconocimiento y valorización.
Como la vida misma, siempre existen excepciones, y esto viene dado por el talento nato del deportista o la intensa preparación por iniciativa propia. Deportistas como Claudio Pizarro, Paolo Guerrero y Jefferson Farfán se mantuvieron en las ligas mayores gracias a la preparación de máximo nivel que recibieron en Europa; la diferencia en la calidad de los elementos es abismal.
No se puede desmeritar la heroica clasificación de la Selección Peruana, tras 36 años de frustración y lágrimas, a Rusia 2018, y que también estuvo a solo un paso de decir presente en Qatar. Pero esto, es solo un oasis en el desierto. Ver el plantel de jugadores que lo conforman es darse cuenta de que nuestro universo es limitado. Comenzar desde las bases, tanto organizacionales como en formación de piezas, son las claves para reinventar al futbol peruano y luchar por cosas importantes. El talento está presente en muchos lados, la cuestión más importante es saber cómo trabajar con ello.
Sobre Cristopher Pérez Sánchez
Soy estudiante de Comunicación y Publicidad de la Universidad Científica del Sur. Me considero una persona responsable, puntual y con un amplio entusiasmo para la redacción. Confío en que el esfuerzo y dedicación son la base de un futuro prometedor.