Estos últimos cinco años han sido, quizás, los más duros para la política peruana. Hagamos el recuento: todo empezó en 2021 con la victoria de Pedro Castillo, quien sembró una interrogante que de vez en cuando me quita el sueño: ¿estaba vivo el pollo?
Pero el problema no era solo su ineficiencia, incompetencia, ausencia de lectura, falta de sentido común y así sigue hasta mañana, sino las personas que nunca entendieron por qué ganó. Castillo se hizo con el voto del interior y del sur, los que suelen votar distinto a Lima: Huancavelica, Arequipa, Tacna, Cusco, Puno. Me disculparán, pero no ganó por el fantasma de Sendero ni porque Abimael movió los hilos desde el inframundo, sino porque la gente de esas regiones no tiene las mismas oportunidades. Punto.
Como escribió César Hildebrandt hace unas semanas, la izquierda peruana libra batallas que se perdieron hace mucho y huye de las que debería librar. La derecha, mientras tanto, fue tan incrédula que pensó que un hombre con sombrero que no podía articular una oración sí podría establecer una dictadura. ¿Se dan cuenta?
Luego de eso las cosas empeoraron.
El Congreso que elegimos es, con el debido respeto y asumiendo mis palabras, una reverenda porquería. Leyes a favor del crimen, mochasueldos, Los Niños… los invito a revisar los casos, pero creo que ver a un asistente cortándole las uñas a una parlamentaria es una buena sumilla para los otorongos.
La sucesora de Castillo fue Dina Boluarte. ¿La peor jefa de Estado de la historia? Tiene todos los méritos y le deseo de todo corazón que vaya presa. Finalmente, después de que Keiko Fujimori, César Acuña y Vladimir Cerrón se aburrieron de blindarla, la vacaron. Nuevamente, el Congreso se maneja en mancha y es notorio.
Y el gran cierre está en manos del presidente José Jerí. Un hombre que tweeteó “lo que más me gusta de una fiesta infantil son las animadoras”. Y eso es lo más suave. Si eres peruano y no vives debajo de una piedra ya debes conocer el resto. Su 52% de aprobación solo puede deberse a que la gente lo confunde con su doble tiktokero. No me explico otra cosa.
En fin, como dije al inicio, estos han sido cinco años de los más trágicos en cuanto a clase política. No sé si podríamos caer más bajo… aunque la intención de voto parece darme la contra.
¡Máquina, máquina!
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Sobre Gonzalo Bedoya
Hago periodismo para retratar realidades, para contar las historias que los gestos esconden. Como dijo García Márquez, también creo que el deber revolucionario de un escritor es escribir bien.






