Por Juan Yucra agosto 10, 2025

Hay canciones que deberían venir con advertencias de no reproducirlos de madrugada, menos si estás sensible. “Tu amor”, por ejemplo. No porque haga daño, sino porque activa ese rinconcito del cerebro donde el pasado se convierte en protagonista, ese momento en el que no sabías que todo ya estaba empezando a terminar.

Tu amor es una de las joyitas más destacadas de “Tango 4”, el álbum que Charly García y Pedro Aznar lanzaron en 1991. En aquel entonces, Charly había sido internado por problemas de adicciones en Estados Unidos (los dibujos que ilustran la portada fueron parte del trabajo durante su terapia), de modo que el encuentro con Aznar sonaba a renacimiento creativo.

Musicalmente, la canción es un pop con estructura sencilla, alejada del frentismo de “Demoliendo hoteles” o “Nos siguen pegando abajo”. Tu amor suena a una balada inocente, casi dulce, pero no lo es. Es más bien un mecanismo de nostalgia disfrazado de ternura.

Porque mientras te acaricia con guitarras suaves y un ritmo de una batería en bucle, te clava frases como “yo tuve el mundo a mis pies / y no era nada sin ti”. Y ahí, intentando hacerte el fuerte, entiendes que esa línea no es poesía es un espejo.

Una guitarra que acompaña, una batería que da ese ritmo pegajoso y dos voces que no compiten entre sí, sino que se abrazan. Es como si supieran que lo importante no era el cómo, sino el qué. Y eso que cantan es melancolía pura, resignación, culpa, algo de ternura.

No es una canción de ruptura, tampoco una carta de amor. Es más bien un inventario emocional de todo lo que no supimos sostener: “Yo quise el fin y había más / yo quise más, no había fin”. Una frase circular que habla del deseo de cerrar algo que se resiste a morir, de ponerle punto final a un recuerdo que se sigue reescribiendo solo.

Y es ahí, entre verso y verso, donde se cuela la reflexión más dura: “no extrañamos tanto a las personas sino a lo que sentimos con ellas”. Tu Amor no habla de la relación en sí, sino de la versión de nosotros que existía en ella. De todo lo que perdimos cuando entendimos, tarde, que no estábamos listos para cuidarlo.

“Tu amor me enseña a vivir / tu amor me enseña a sentir”.

¿Qué pasa cuando alguien te enseña a sentir algo tan profundo y después se va? ¿Dónde queda uno? Posiblemente dando vueltas en ese bucle que no se corta ni con terapia, pero sí con canciones como esta, que no te curan, pero al menos te dan palabras para nombrar lo que callamos.

Tu Amor no te consuela, pero te acompaña. Es una canción que no explica el amor, pero lo recuerda mejor de lo que fue, o de lo que pudo haber sido. Y tal vez ahí esté su verdadero peso: en que no habla del amor que tuviste, sino del que imaginaste. Del que dejaste ir. Y del que, aunque digas que ya lo superaste, sigue sonando con una regularidad incómoda, justo cuando creías que ya era parte de tu pasado.  

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Sobre Juan Yucra

Estudiante de Comunicación y Publicidad.

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