Eduardo Tokeshi (Lima, 1960) es un artista visual peruano de ascendencia japonesa, reconocido por su versatilidad en pintura, instalación, ilustración y escenografía. Tras estudiar arquitectura, se trasladó a la Facultad de Arte y Diseño de la Pontificia Universidad Católica del Perú, donde se licenció en Pintura. Su obra combina elementos de la cultura andina y japonesa, explorando temas de identidad y memoria. Ha representado al Perú en eventos internacionales como las bienales de São Paulo y La Habana. Además, es Magíster en Escritura Creativa por la PUCP y autor del libro Sanzu (2022), que reúne relatos y poemas autobiográficos. Actualmente, trabaja en proyectos que incluyen libros infantiles, poesía, murales y nuevas pinturas.
¿Qué te motivó a convertirte en escritor?
Escribo desde hace muchos años, mucho antes de ser pintor. Escribo desde los 14, 15 años. Cuando entré a la escuela de arte de la Universidad Católica seguí escribiendo. En 2019 me metí a una maestría de escritura creativa y la terminé. Producto de ello salió un libro, Sanzu. Siempre he pensado que escribir es una manera de conectarse con uno mismo, pero también con los demás.
¿Qué desafíos has enfrentado en tu carrera como escritor?
Más desafíos he tenido siendo artista. Toda labor creativa debe tener un tipo de desafío. En uno es manejar la palabra, en otro es trabajar la imagen. En cada labor que uno ejecuta se tiene que lidiar con eso. Escribir no es tan sencillo, pues tiene que ver con tomar las palabras cotidianas o las de siempre y convertirlas en un texto poético o en una prosa. Siempre es difícil el proceso de manejar las palabras en su espacio y condición adecuada.
¿Hay algún tema o género en particular sobre el que te apasione escribir?
Más que escribir, muchas veces me gusta más leer poesía. En realidad, a quien le guste leer le van a gustar todos los géneros, desde el cuento hasta la novela, desde los poemas cortos hasta los largos. Cada tema encuentra siempre una manera de expresarse. No me considero tanto un escritor, sino más un artista plástico.
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Como artista, ¿qué te inspira a la hora de crear?
Hay muchos temas que tocar en un cuerpo de obra. El hecho es que el artista y su libertad para proceder tienen que ver con buscar la identidad, indignarse ante el mundo, una protesta, un malestar, también puede ser el amor, cariño, pasión. En otros casos puede ser imaginar un mundo alternativo o un espacio diferente. O, en todo caso, intentar retratar la realidad. En realidad, los temas son infinitos. Como en la vida, uno no vive solamente de un tema.
¿Tienes alguna pieza o proyecto en particular del que te sientas especialmente orgulloso?
Toda obra tiene algo especial: el libro que he publicado, las obras, los cuentos para niños con los que he trabajado, los cuadros grandes que realicé, en fin, pero me siento orgulloso de pequeños dibujos que hice ayer o algo que escribí hace dos o tres semanas, incluso líneas que realicé. En realidad, el afecto hacia una obra, de alguna manera es hacia toda la obra o hacia todo lo que hago, pues veo que no hay cosa que salga sin esta pulsión, sin este amor. Uno trabaja las piezas justamente con sentimiento y lo cierto es que no puedo escoger. Hasta podría decir que mi último garabato es un orgullo porque todas las obras nacen de uno.
¿Cómo crees que el arte puede impactar a la sociedad?
Hay dos puntos al respecto. El primero es que el arte es un reflejo inmediato, ya que muchas veces sucede en un país o medio de comunicación. No creo que el arte vaya a cambiar de una manera determinada, pero el arte tiene entre sus principales deberes y funciones sensibilizar a la gente. El arte debe tocar a la gente y de alguna manera convertir su sensibilidad o mostrarle otros caminos que hay dentro de la sensibilidad. Es decir, el artista, ya sea un pintor, poeta, escultor, es aquel ser humano que abre los ojos a mucha gente.
Entiendo.
Al comienzo del siglo XX, Picasso pintó un cuadro llamado «Las señoritas de Avignon” y que está considerado como el primer cuadro cubista. Ahora bien, lo que hizo Picasso no fue lograr que todos se vuelvan cubistas, sino entender que hay otra realidad que tenemos para admirar, para observar. Igual pasa con la gran mayoría de artistas: ofrecen algo que es diferente, que servirá para sensibilizar a la gente, para mostrar que no hay una sola manera de leer, sentir, mirar un cuadro, una pieza de danza o de observar un edificio, sino que hay muchas más.
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Sobre Leonel Herrera
Estudiante de Comunicación y Publicidad.